Para ganar al mejor equipo del mundo, o el segundo mejor del mundo, con respeto del Barcelona, es necesario una eficacia militar en los momentos claves.
En la semifinal de la Copa de Europa de 2016-2017, en el duelo Real Madrid-Atlético de Madrid, Gameiro fue el delantero titular en el partido de ida del Bernabéu, y en el minuto 17, cuando recibió un pase magnífico de Koke, al hueco, el francés se quedó solo ante Keylor, su recorte fue pésimo, y el gato montañés costarricense sacó una mano de depredador y le arrebató la pelota, con una caída de presa de Kévin. Era el minuto 17 y el partido iba 1-0 para los monárquicos.
En todo el partido Gameiro fue un jugador fantasmal: no ganó un duelo, no hizo un disparo amenazante, ni ejecutó un desmarque intelectivo. En el 58 estaba en el banquillo por Fernando Torres, quien sería el titular en el partido de vuelta, puesto a que Simeone no podía confiar en su soldado raso de puntería y coraje rociados por la debilidad de un recluta imberbe de tercer orden.
En el partido de vuelta el Atleti se puso 2 a 0, con gol de cabeza de Saúl tras un saque de esquina y un gol de penalti de Griezmann a 15 segundos del minuto 16, un escenario magistral que se obnubiló con el gol de Isco en el 41. Si Gameiro hubiese sido un soldado colchonero, aunque fuera de segundo orden, habría batido a Keylor en la famosa jugada de la ida, y entonces, todo habría estado abierto.
Y encima, en el minuto 56 de partido entró Gameiro al campo por Torres, y por si fuera poco, tuvo una ocasión clarísima, y que por supuesto, no ejecutó. Tras un balón difícil, ganado por Carrasco a Danilo, éste disparó a puerta pero el guardameta madridista lo sacó, y Gameiro de cabeza, a 11 metros del arco, falló. Y eso que Keylor respondía por segunda vez, tras repeler un disparo de Carrasco, dentro del área. Gameiro tuvo un remate de cabeza a bocajarro, en el punto de penalti, que Keylor Navas sacó ¡con la cabeza!
En la segunda oportunidad que tuvo Kévin, recibió un pase de Correa en el área pequeña, en las fauces de la portería, tras una internada del argentino pero Ramos se adelantó y sacó a córner. Dos soldados que no se entendieron en la operación bélica, puesto a que el pase del argentino quedó atrasado.
El Atlético de Madrid ganó la Copa del Rey, en 2013, al Real Madrid, en el Bernabéu, entre otras cosas porque dos jugadores de segundo orden lograron un gol legendario. Falcao hizo una jugada de lucha combinada con destreza, contra dos madridistas herméticos, para ceder a Diego Costa, quien tras una carrera, soltó un latigazo que dio en el palo y se metió dentro. Costa fue un tanque de infantería que disparó y anotó. Ésa es la diferencia entre una artillería de segundo y tercer orden.