Chilavert ordena a sus hombres en el Mundial 2002 de Korea y Japón.
José Luis Chilavert fue el guardameta de origen paraguayo más colérico que hubo en una cancha de fútbol. Vivía el deporte rey con demasiada pasión. Su pulsión sexual se sublimaba practicando el balompié. Su filosofía balompédica de presión y sangre en cada lance del partido es un icono para el soccer mundial.
Su carácter díscolo siempre estaba presente en el césped. Sus atajadas han recorrido todo el mundo y su liderazgo es un prototipo a estudiar en la vida profesional de todo ser humano; pero en especial, si por algo es conocido el guaraní es por su técnica sobrenatural a la hora de lanzar tiros libres y penaltis. Es el arquero que marcó los mejores goles en la historia del fútbol mundial. Repasaremos su vida como meta de Paraguay, un país que vibra su corazón, y como cancerbero de Vélez Sarsfield, un equipo con el que hizo historia en la liga argentina.
Este vídeo muestra un golazo de falta que José Luis Chilavert le marcó a Navarro Montoya del Boca Juniors de Maradona, en un partido de la liga argentina de 1996, en el que Vélez Sarsfield ganaría 1-5 en La Bombonera. Chilavert marcaría después otro gol de penal, pero, en este tiro libre, nos deja una sutileza de golpeo sólo propia de dioses: acaricia la pelota con el interior y el esférico da en un palo de la portería, soplando a la escuadra, y acaba dirigiéndose hacia el otro palo terminando dentro.
En un partido de Eliminatorias Mundial 1998 de Francia, de 1996, Gabriel Batistuta marcó un golazo a Chilavert, de falta, por toda la escuadra y todo el estadio gritó "¡Chilavert hijo de puta!". Furioso e iracundo, el portero guaraní rezaba por tener la oportunidad de revancha, y esta opción se produjo cuando el defensa albiceleste Chamot hizo falta al paraguayo Rojas. Chilavert corrió con la voluntad de potencia del guerrero, del hombre que acciona todo su fuego interior y enardece todas sus pulsiones selváticas cuando la situación le brinda la oportunidad de iluminar su pateada. El estadio silbó al unísono. Chilavert meditó el golpeo, se acercó a la pelota para cavilar cómo la iba a percutir, dio unos pasos para atrás, y reventó un zurdazo en el palo de Germán Burgos. La pelota picó en la faz de Burgos que trató de sacarlo para un costado pero por la potencia descomunal del disparo no pudo, y el esférico se coló en la parte de dentro del tejado de la portería. La locura se desnudó en el Monumental de Buenos Aires, y Chilavert, corrió atrapado por el éxtasis junto a sus compañeros.
La fotografía del delirio. Chilavert bate a Burgos de falta y empata 1-1 el partido entre Argentina y Paraguay, en el Monumental de Buenos Aires, en 1996, partido para la clasificación del Mundial 1998 de Francia, ante casi 60.000 espectadores. El partido terminaría con ese resultado.
Diego Maradona, con Boca Juniors, en la temporada 1996/1997, lanzó una falta espectacular que se colaba en toda la escuadra, pero para sacar la pelota estaba Chilavert, cancerbero de Vélez, que con una estirada angelical voló para sacar con los dedos ese balón. Es probablemente la mejor atajada de un guardameta en la historia del fútbol mundial.
Chilavert y Palermo, de Vélez y Boca, son dos jugadores de sangre bañada por el fuego, de físico imponente, siempre tuvieron encontronazos criminales al borde del cuerpo a cuerpo. Como dos tigres se enfrentaban el uno al otro, orillando, siempre, el pugilato. Portero y delantero son dos sílabas que se enfrentan en plena batalla, donde la defensa del arco se protege de los ataques del matador.
Chilavert lanza un tiro libre espectacular contra la Bulgaria de Stoichkov, en el Mundial de 1998, de Francia; en un partido que acabaría 0-0. Paraguay, gracias a las intervenciones decisivas de Chilavert contra Nigeria, en el tercer partido, pasaría a los Octavos de Final, ganando a los africanos por 3-1, dejando eliminada a España, quien empató 0-0 contra los hombres liderados por Chilavert en el segundo partido.
Chilavert lanza un tiro libre contra Eslovenia en el Mundial 2002 de Korea y Japón. Partido que ganaría por 3-1, consiguiendo el pase a Octavos de Final.
Francia eliminaría a Paraguay por 1-0 en los Octavos de Final del Mundial de 1998, el organizado por los galos. Un gol de oro de Laurent Blanc en el último suspiro de la prórroga dio la victoria a los franceses, cuando Chilavert esperaba a los penaltis. La regla del gol de oro se introdujo por primera vez en este mundial, pero sería anulada definitivamente.
Chilavert marca en 1996 uno de los goles más increíbles de la historia del fútbol. Desde su propio campo patea con el exterior del pie un balón que pilla desprevenido a un Germán Burgos, que, con la desconexión mental hacia el juego, había descuidado su posición frente a su arco.
Chilavert relata cómo marcó el gol, con Vélez, a Germán Burgos, cancerbero de River Plate, desde la mitad del campo de juego. El portero guaraní revela que en la vida hay que probar algo por muy imposible que sea.
Chilavert dejó golazos en la Liga Argentina como éste contra River Plate, contra Bonano. Poniendo el empate en el marcador. Sus goles siempre tenían un factor psicológico. Cuando la cosa se ponía difícil, o el resultado estaba en contra, el guaraní siempre imponía su virilidad. Se engrandecía en los momentos más adversos.
Paraguay cayó 1-0 contra la Alemania finalista de Kahn. El gol fue un zapatazo de Neuville, imposible de parar, en el minuto 88; una tragedia, pues ya se rozaba la prórroga. Alemania fue algo mejor pero como dijo Chilavert su equipo le jugó a Alemania "de tú a tú".
Un tributo acerca de la vida mítica del portero paraguayo.
En la temporada 1989/1990 Chilavert jugó en la Liga Española tres temporadas, de 1988 a 1991, en el Real Zaragoza. Su único gol, de penalti, protagonizó un jugada egregia, pues la Real Sociedad, equipo al que marcaría desde los 11 metros, mientras Chilavert regresaba a la portería lanzó desde el medio campo, desde las botas de Goikoetxea, anotando un gol de escándalo. El Zaragoza ganaría 2-1, por lo que la acción, aunque con gran polémica, no llegó a mayores.
Su carácter violento siempre fue una condición indispensable de su personalidad. en la temporada 1989/1990, en La Romareda, tras recibir los pitidos del público por los goles recibidos del Tenerife desafió a su hinchada sacando el dedo de en medio. El partido terminaría 3-3. Con el empate a 3-3 del Real Zaragoza, Chilavert se dirigió al público de forma desafiante con unos cortes de manga. Por supuesto, Chilavert fue una figura determinante en el Real Zaragoza, su temperamento rocoso daba consistencia al equipo en todas sus líneas de juego, y sus paradas, salvaron, en muchas ocasiones, al equipo maño.
Chilavert trata de superar la barrera española en el segundo partido de la Primera Ronda del Mundial 2002 de Korea y Japón, y lo consigue, pero Iker Casillas le atrapa el balón. España acabaría primera de grupo y Paraguay segunda. Ambas selecciones quedaron clasificadas para octavos de final.
Iker Casillas pidió la camiseta de un portero único en la historia y Chilavert respondió con toda la ternura sudamericana. Fue en el Mundial del 2002 de Korea y Japón. España ganaría 3-1 a Paraguay. España fue la primera clasificada del grupo, y Paraguay, la segunda.
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