lunes, 30 de enero de 2017

El penalti de Raúl y la maldición española: Eurocopa 2000


Este vídeo resume el partido de España y Francia del año 2000. Las naciones vecinas, enfrentadas bélicamente en la historia, se vieron las caras en los Cuartos de Final de la Eurocopa 2000, de Bélgica y Holanda. Francia ganó a España 2-1, con el recuerdo, del célebre penalti de Raúl González, errado en el minuto 89, que nos conducía,directamente, a la prórroga. 





A continuación, se muestra la secuencia del penalti que erró Raúl, y que nos hubiera dado el empate ante Francia y la apertura a la prórroga:









En el minuto 89 de los Cuartos de Final de la Eurocopa 2000, de Bélgica y Holanda, España perdía 2-1 frente a la todopoderosa Francia, recién campeona de su Mundial, de 1998. Abelardo, que actúaba de delantero centro con toda la voluntad de potencia recibe el penalti más burdo de la competición, de la zarpa de un destartalado Barthez. Es la oportunidad de oro, pero hay un problema, ¿quién va a lanzarlo? La escena se simboliza con estos cuatro personajes:


Gaizka Mendieta

Alfonso Pérez

                                                             Pep Guardiola

Raúl González


La maldición de España estaba escrita. Camacho había sustituido al especialista de penales: Mendieta; el hombre que nunca fallaba en los 11 metros. Él había transformado el 1-1 cuando Thuram frenó en falta, dentro del área grande, a Munitis, una ardilla que revolucionó, que volvió loca a la defensa gala. 

Camacho dejó que los jugadores decidieran. Alfonso miró detenidamente a Guardiola, y percibió del catalán, una señal de rechazo; sus ojos descendidos en el césped, fueron un síntoma, de que no estaba en la presión sanguínea adecuada como para ejecutarlo. Fue Alfonso el que quiso tirarlo, se veía con el ego engrandecido tras haber logrado la clasificación de España a cuartos, contra Yugoslavia, con una volea magnífica a 10 segundos del pitido final, en una pelota que colgaría Guardiola, con el carácter bizarro inyectado por Camacho, y que ahora, enflaquecía por la gran responsabilidad.

Alfonso quiere tirarlo pero Raúl González, que sólo había marcado un gol en cuatro partidos, contando el de Francia, se sentía capacitado; se veía seguro de llevarlo a la red. Guardiola le acompaña, y el madrileño coloca con mucha ternura el balón. Engaña a Barthez, pues se tira al lado contrario, pero al tratar de buscar la escuadra, lo lanza fuera. Barthez, maleducado en lo personal y farolero en lo futbolístico, se puso a gritar delante de Raúl, hasta que el caballero Blanc le mandó a callar. Curiosamente, España llega incluso a tener una oportunidad más, de la cabeza de Urzáiz pero, se va fuera. Y por tanto, la maldición siguió, en el año 2000, escribiendo su página negra para el fútbol español.

A continuación, ofrezco un resumen de lo que fue el partido:


Aranzábal recibió la reprimenda de Guardiola; pues el donostiarra, hizo una falta patética contra Dugarry, cuando éste estaba rodeado de soldados rojos, y no tenía posibilidad alguna de hacer nada: el francés sacó oro de esa jugada. A pesar de las advertencias de Guardiola, la barrera no salta lo suficiente y Zidane marca el 1-0, de falta. La pelota entra por la cabeza de Alfonso. Cañizares pudo hacer mucho más, no midió bien la salida de golpeo de balón. Esta imagen muestra el golazo. Era el minuto 32.

Mendieta logra el empate 1-1 seis minutos después, en el 38. Guardiola nutría toda la ofensiva española por la banda de Munitis, pues Mendieta, estaba muy tapado por el vasco-francés Lizarazu. Munitis agitó, sobremanera, a Thuram, quien lo arrolló cuando escondía el balón en el área. Mendieta da un toque suave con el interior y engaña a Barthez. En la celebración del empate, Raúl grita a Guardiola: "¡Vamos!", y el catalán, le da una palmada en la cara, y después, felicita al vasco con otra carantoña.

Pero Djorkaeff sentencia en el 44. Es un gol psicológico. Guardiola envió, con su elegancia exquisita, un balón hacia Mendieta pero, fue interceptado por Lizarazu. Éste cedió para Vieira, que tras aguantar la embestida de Abelardo, cedió a un lateral del área grande, donde se había desmarcado Djorkaeff, quien tras controlar fusiló a Cañizares soslayando una oposición laxa de Aranzábal. Se la metió en su palo, por lo que el guardameta hispano se la comió. En la imagen, Djorkaeff es la detonación de la alegría. Guardiola, al fondo, desenfocado, es la imagen de la desolación.


El partido ofreció opciones para los dos equipos pero Francia fue superior. La principal amenaza fue Zidane, y Guardiola, apenas pudo reprimirla. Las diagonales en las que el astro francés, de origen argelino, iba demoliendo jugadores hispanos a toda velocidad, con una técnica inigualable en los pies, fueron un atentado constante contra el área de Cañizares. Sin embargo, hemos de recalcar, que España pudo marcar, al menos, en dos ocasiones claras. En una de ellas, Guardiola entrega el balón a Alfonso, y éste, a Raúl, que con su famosa cuchara, picó un balón de vaselina que Barthez sacó de milagro: iba para dentro. En otra, Guardiola sacó un córner y Abelardo de cabeza ya tenía batido a Barthez, pero el muro Desailly, con su pecho, lo frenó, y la pelota no acabó mordiendo la red.


Esta foto refleja al 10 de España, Raúl, que no pudo marcar de penalti, contra el 10 de Francia, Zidane, que anotó un golazo de falta. El héroe español no pudo a los 11 de metros lo que el paladín galo sí pudo frente a toda una barrera de soldados rojos. Guardiola mira atento la genialidad futbolística de Zizou, y aunque buscó la manera de conectar con su íntimo compañero Raúl González, el puente bélico Guardiola-Raúl no dio ningún fruto. Ambos, en la segunda parte, tuvieron una buena oportunidad, cuando Zizou cometió falta contra Etxeberría cerca del área francesa. Pero en la ejecución de la falta, Guardiola dejó pasar el balón y Raúl golpeó con su zurda al palo que cubría Barthez, quien atajó sin dilaciones. Fue una chapuza.

Y llegó la decepción. Collina pitó el final y España de nuevo se quedaba a las puertas de hacer algo histórico. Algo estaba claro, y es, que quien ganara ese partido ganaría el torneo. Francia terminaría ganando 2-1 a Italia en la final.

Este cartel escenifica la voluntad de potencia de los dos equipos a través de sus dos cerebros: Guardiola para España, y Zidane para Francia. Guardiola recuperó muchos balones, dirigió a su equipo y fue preciso en sus pases, pero no fue determinante como Zizou, quien aparte de marcar un gol, donó a la audiencia un brutal espectáculo, con todo un recital de controles mágicos y jugadas de videojuego.


¿Y qué le faltó a España para ganar? Te lo diré. Camacho se equivocó al no convocar a Fernando Morientes para el torneo europeo. El delantero del Real Madrid hubiera dado otra movilidad en la delantera, de haber entrado en la segunda parte por Alfonso o Raúl. Además, fue un error alinear a Aranzábal en vez de a Sergi, pues el vasco demostró deficiencias notables, inseguridad e incapacidad técnica con el balón en los pies; y todo ello, sin olvidar a Cañizares, quien hizo un partido lamentable. Molina, que había sido crucificado por Camacho, tras su fallo en el primer partido contra los noruegos, en una salida a por el balón desafortunada, que supuso el gol de la derrota, podría haberse resarcido; y quién sabe, si hasta Iker Casillas, de 19 años, habría realizado el partido de su vida. 


Si a esto le sumamos, la lesión de Luis Enrique, que le impidió ir a la competición, y que habría dado nervio y numerosos efugios por la banda; y la de Hierro, en plena eurocopa, que cohesionaba con presteza la defensa y el medio campo, y que habilitaba con maestría a Guardiola, siendo un pulmón que oxigenaba desde la primera línea, ayudando, para que Pep pudiera vertebrar mejor al equipo, y que, además, daba salida al equipo con balones largos (algo que Paco Jémez no hacía, pues estaba muy limitado), España, habría tenido más opciones. Aunque la historia siempre la escriben los que ganan, y las excusas, no justifican el dolor de la derrota entre los gladiadores.

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