martes, 31 de enero de 2017

Los contravalores que irradia el madridismo

La entrada violenta de Isco, a consciencia, contra Gabi, recibió la alabanza del público madridista en el Santiago Bernabéu.





En España, desgraciadamente, florecen unos contravalores que se han adueñado de los valores. En parte, ése es nuestro principal problema. El que tiene dinero o construye su yo agrediendo y pisando al otro, es considerado un crack, mientras que el pobre se tacha de muerto de hambre, y el educado y noble que no amedrenta al otro es tachado de pringado. Es una cultura impuesta por el miedo y extendida por la ignorancia, la que nos empoza en el abismo intelectual, moral y espiritual.

Ante esto, una acción desmedida, violenta, injustificada y miserable, fruto de un decadente muy débil, que además, comete una entrada de manera cobarde, por detrás, no es considerada como un acto repudiable, sino todo lo contrario, es loable para el público,  que lejos de disipar dudas vitorea el nombre del infractor, mostrando reverencia por el agresor de cariz ominoso.

La parroquia madridista, que en los octavos de final de la Copa del Rey, de la temporada 2014-2015, cayó ante el Atlético de Madrid, celebró la entrada criminal de Isco contra Gabi, cuando el Real Madrid necesitaba 3 goles para remontar la eliminatoria y ya se rozaba el descuento. Si hubieran necesitado un gol, Isco no habría hecho esa entrada, por la que sólo recibió la amarilla, lo que es incomprensible.

¿Por qué se aplauden acciones violentas? Quizás porque el Sistema sin una ciudadanía violenta, de contravalores agresivos e inmorales no podría dirigir desde la cueva, y no podría avivar el conflicto que despelleja a la plebe, bajo escudos y símbolos, mientras los poderosos se forran y se desternillan, viendo como los de abajo se machacan los unos a los otros.

Lo que está claro es que los contravalores son ensalzados como valores en el español generalista, con la excepción de una minoría pensadora, de nihilistas activos por convicción y eremitas que podrían salvar a la nación, pero que nunca exhalarán un micrófono. 

El Real Madrid es el equipo con más seguidores de España. Su filosofía se impone a golpazo de billetera, fichando a los mejores jugadores del mundo, desechando, los productos de la cantera. Su afición, en cantidades mayoritarias, es, en muchos casos egotista: presume de títulos y victorias. Ahora bien, ¿cuál es el mérito cuando se tiene toda la plata para poseer? Aunque, bueno, el Fútbol Club Barcelona es la otra mitad del pomelo, con la diferencia, de que allí se aprecia al jugador de casa.

La glorificación del público a Isco, por su entrada misérrima a Gabi, es el síntoma palmario de que la sociedad está plantada en una cultura decadente, donde el atentado hacia el otro es considerado como meritorio. 

¿Ponemos a un chulo y a un noble en una cancha o en mitin para ver a quién aclaman y a quien desprecian? ¿Ocurrirá alguna vez una acción de este tipo y será abucheada por el público? Eso, en el Bernabéu, difícil, al parecer. Y luego iremos diciendo por cafeterías y parques que hay mucha corrupción, que se han perdido los valores, que la cosa está podrida, y todo, mientras se llama pringado, al que respeta, y crack, al que agrede. Que mal hace la codicia en ésos y ésas que sólo quieren dinero y victoria, a costa de lo que sea. Y si se roba para fichar, mejor; y si me roban para que mi equipo fiche más, mejor todavía. Si con ello puedo pisar al otro y sentirme superior, con una victoria que además, no es mía, sino de los ricos y los poderosos, pero, bueno, eso, me suda el hocico del culo.

¿Creéis que no se repitió lo de Isco? En la temporada 2015-2016, perdía el Real Madrid 0-4 contra el Barcelona, en el Bernabéu. Casi era el minuto 84, e Isco le soltó una patada criminal a Neymar, a consciencia, a la altura de la rodilla. Esta vez, el árbitro le expulsó, pero la grada lo tuvo claro, en su mayoría: Ovacionar a Isco. ¿Para la cultura merengue hacer eso es de crack, no?


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